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miércoles, 30 de octubre de 2019

Ojalá noviembre















Ojalá con las lluvias de noviembre
desagüe río abajo todo el mal,
y el mar lo disuelva entre sus aguas
o lo rompa en mil pedazos en las rocas;
o la nieve lo congele allá en las cumbres,
o los vientos se lo lleven donde muera.

Y ojalá que me traiga, este noviembre,
(con la alegre madurez de lo vivido
y el saber que debían dar los años,
-lejos ya de aquel verso adolescente
que en enero hablaba del que he sido-):

    Ilusión para vivir el presente,
    distancia para pensar el pasado,
    y proyectos para soñar el futuro.

Pues la muerte, también en noviembre,
os aseguro que anda muy pendiente
de quien no mantiene ilusiones.
 

Carlos Bernal
Noviembre de 2011.

viernes, 25 de octubre de 2019

El destino

Cuando yo era niño,
el destino era una raya
en el mar de la infancia;
un horizonte cosido al cielo
con pespuntes de barcos,

arriba y abajo,  dejando
sus hilvanes al compás
de la marea.
O una pintura todavía en boceto,
en la que el mar ponía el marco
y la Luna sus óleos de plata.

O podía ser una tierra de cultivo
esperando plácidamente en barbecho.
 

Pero todo tenía su ritmo,
su tiempo de horno, su espera…

Ahora el destino tiene
cada vez más cerca sus fronteras.


Puede estar en una casa de apuestas
con base en Singapur y ser tu ruina.
Puede estar en la próxima curva,

en el autobús, detrás de la esquina.
Puede esperarte en una jeringuilla
llena de luz, donde la luz termina.

O puede ser que lo tengas tú
metido en tu cabeza.
Y ojalá comprendas
que tal vez sea un puzzle 

al que le falten aún varias piezas.

¿A qué correr detrás del destino?
¿Por qué tener lo que apenas empieza?


Carlos Bernal
25 octubre 2019

Salvador Dalí. La persistencia de la memoria (1931).

martes, 22 de octubre de 2019

Me producen bienestar

                     (A Mar, que aspira la paz en los versos)

Las palabras que contienen esperanza
Los discursos que prometen un mañana
Las hachas enterradas para siempre
El milagro de la luz cuando amanece
La música que nace en un niño

Los ojos profundos de Elena
Los sonidos que nos devuelven la infancia
El placer tras la puerta que se cierra
El alivio del ruido que se aleja

El tictac del reloj de la cocina

La lluvia que picotea el cristal
Las crecidas del amor cuando surge

Su rescoldo en la chimenea de anoche
El olor a silencio de biblioteca


El sabor a paz de las bodegas
El murmullo que habita la escalera


Los azules al sol de mediodía

Los rosas al amor de la luna

El misterio que ocultan los sueños

La risa que descorcha una botella

La mirada de aquellos que te quieren

Dos tazas de chocolate caliente…

Y el silencio de todas las banderas.


Carlos Bernal


Arena de mar vista al microscopio

miércoles, 16 de octubre de 2019

Los barcos amarran la paz



Vivir en la paz de un barco atracado;
su silente apariencia,
su cadencia de proa,
su espaciado murmullo.

Bailando al vaivén caprichoso del viento,
al compás que le marcan las olas,
al desdén que le deja la tarde.

Tirantando los cabos de amarre
con ese olor a cuerda flotante,
a limo que espera,
a peces dormidos.

Con los ruidos que bajan la tarde,
que cambian de marea,
que escriben poemas...
me alejo una vez más de poniente.
 

Mientras llegan traíñas al puerto
que como una madre los llama,
se despide otra tarde de pesca,
otra tarde hasta mañana.


Carlos Bernal.

domingo, 13 de octubre de 2019

Baile en el puerto


Gaviota y velero,
pavana y barca,
se entrelazan en un baile
que da compás a la tarde.

Vira una, salta la otra,
gira aquella una vez más;
y ésta le presta, en un quiebro,
las alas para bailar.

Mientras la foto procuro

y el pulso apenas mantengo,
les sigue durando un atraque
que vuelve salón de baile
este puerto deportivo.

Y el velero y la pavana
son Fred Astaire y Ginger Rogers;
el puerto se viste de gala
para esta sesión de baile; 
el Sol les dora la pista
a estos bailarines
que no han pretendido bailar.


Y yo, espectador inesperado,
le pongo música a la danza
que para mis adentros canto.


Completo así este cuadro,
extraño para contar
pero bello para bailarlo.


Carlos Bernal.

Marbella, octubre 2019.

sábado, 12 de octubre de 2019

Dormida o La Mujer Muerta


Dormida (Poema de Jose Carlos Navas)

Unos le llaman dormida
otros le dicen la muerta,
postrada en cama de siglos,
de amor dormida ya,
quizá esté muerta.

Llorando quedó una mañana,
solitaria allá en la playa,
mientras las olas bravas,
morían tristes, en la arena.

Y de amor llora su pena,
y de amor es su pecado;
de amor es su condena,
postrada en cama de siglos,
sus pies envueltos de arena,
bañados por ese mar
que víola llorar de pena.

El viento que rompe la piedra,
llegándole este dolor
hasta aflorarle las venas,
camino del corazón,
camino de su alma en pena.

Y no se sabe si es muerte
o tal vez esté dormida,
si sueña con querubines,
si por amor murió,
si por amor vivió.

La escarcha cada mañana
enjuaga su parda cara
y sus senos heniestos
los refresca la alborada.

Sus pies los baña en el mar,
ese mar tan bravo y frío,
ese mar que la hace suya,
causa de su desvarío.

Y de amor llora su pena,
y de amor es su pecado;
de amor es su condena,
postrada en cama de siglos,
sus pies envueltos de arena,
bañados por ese mar
que víola llorar de pena.




La palabra


La palabra se asoma al balcón de la boca
y se lanza al ataque y se rompe en un grito,
o se queda enjaulada entre rejas de dientes
y entre dientes se pierde y se vuelve suspiro.

Unas veces se siente gallo de pelea
y convierte mi boca en una tormenta,

y estalla, y en mil palabras explota. 
Otras veces se aplasta como triste sombra,
y en el alma se tira a dormir una siesta,
y en mi boca coloca el cartel de
CERRADO POR REFORMA.

La palabra conoce palabras tan tiernas
que se vuelve de miel y te envuelve en caricias.
Otras veces no acierta a decir lo que siente
y en un laberinto de palabras se pierde;
y en un beso que hable por ella,
prefiere esconderse.

¿Pero adónde se fueron las otras,
las que un día se quedaron rotas?
 

Es posible que esperen el paso del tiempo
y con el tiempo se puedan poner en la boca;
o se sientan gaviota y vayan mar adentro
y vuelvan a dormir a la boca del puerto,
y se queden por siempre sonando en el viento...


Carlos Bernal. 

Audrey Kawassaki- Mente maravillosa















martes, 8 de octubre de 2019

La duda

Quise llegar a su altura,
pero no había ascensor
que subiera tan alto.
Así es que me quedé, espiando,
a admirar su hermosura,
en la primera estación
de aquel amor de extraño recorrido.
 

Fue una noche, hace muchos años,
en que me dormí, soñando,
con la duda de un “quién sabe”.


R. Neuman

domingo, 6 de octubre de 2019

Otoño


Mientras el camión de la basura le hace los coros a la luna
y unos versos de Machado deambulan por mi almohada;
mientras se van apagando las voces del verano;
mientras empiezan historias y otras historias se han roto;
mientras, se posa en el alféizar un mensaje del otoño.

Mientras se borran las pisadas que dejamos en la arena
y los barcos, con la niebla, parecen buques fantasmas;
Mientras los montes amarillos se van tiñendo de rojo…

Un olor a tierra húmeda me va acercando el otoño.

Ahora que todos se han ido
y el pasillo vuelve a ser lugar de paso.
Ahora que en la playa las olas
se llevan las fotos del verano,
recibo del otoño un aviso de llegada.

Saldré a esperarlo temprano
a las avenidas desiertas,
hasta que el suave color pardo
me haya teñido por dentro
y la dulce lluvia de octubre
llene de otoño la tierra.

                              Carlos Bernal


Soleado día de otoño. Georges Inness


sábado, 5 de octubre de 2019

Y octubre lo sabe

La ciudad, cercada
en la bruma que invade
La Muralla,
olvida las calles
y se pierde en el puerto.
Se pierde en el puerto
que cierra un levante
envuelto en el viento...

Y octubre lo sabe.

Un gris plateado
traspasa el Chorrillo
y se lleva pavanas

graznando hacia El Morro;
pavanas que cantan
en clave de otoño…

Y octubre lo sabe.

Octubre lo sabe
y se cubre de niebla
y transita la tierra
sin más melodía
que golpes de un viento
aturdiendo conciencias.
Y moja tu pelo
y pone en tu aliento
sabor marinero.
Y el aire y la tarde
me saben a octubre…

Y octubre lo sabe. 

                                       Carlos Bernal.        




Niebla en el mar. Juan Fierro Aguirre

 


















jueves, 3 de octubre de 2019

Tardes rosas

Ahora las tardes son rosas,
como un amor platónico.
Y se vierten en fuentes de oro
con malvas mediterráneos.

(Foto: Puerto deportivo, Marbella)



martes, 1 de octubre de 2019

APUNTES DE UNA MAÑANA CUALQUIERA

La quietud de las hojas de un árbol sin viento.

La mañana que sigue a una noche de insomnio.

El dolor que no encuentra una puerta de escape.

La esperanza cansada del mañana posible.

El constante goteo de amigos perdidos.

Los cuchillos que lanzan los ojos de rabia.

El pasado paseando la lenta madrugada.
La causa rebelde de un rebelde sin causa.
El ritmo cansino de un poema sin rumbo.
Las canciones que suenan siempre a otras canciones.
Los dolores tan viejos que se mueren de viejos.
La sonrisa perfecta de una triste careta.
El pestillo que cierra insolente una puerta.
Las mentiras históricas de los libros de Historia.
Las cunetas dormidas soñando justicia.
Los derechos del hombre sin derechos humanos.
La espalda sumisa de un pueblo ignorante.
Las vidas de tantos sin pena ni gloria.
El maquillaje que tapa los golpes recibidos.
El otoño que llega esperando el invierno.