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viernes, 25 de octubre de 2019

El destino

Cuando yo era niño,
el destino era una raya
en el mar de la infancia;
un horizonte cosido al cielo
con pespuntes de barcos,

arriba y abajo,  dejando
sus hilvanes al compás
de la marea.
O una pintura todavía en boceto,
en la que el mar ponía el marco
y la Luna sus óleos de plata.

O podía ser una tierra de cultivo
esperando plácidamente en barbecho.
 

Pero todo tenía su ritmo,
su tiempo de horno, su espera…

Ahora el destino tiene
cada vez más cerca sus fronteras.


Puede estar en una casa de apuestas
con base en Singapur y ser tu ruina.
Puede estar en la próxima curva,

en el autobús, detrás de la esquina.
Puede esperarte en una jeringuilla
llena de luz, donde la luz termina.

O puede ser que lo tengas tú
metido en tu cabeza.
Y ojalá comprendas
que tal vez sea un puzzle 

al que le falten aún varias piezas.

¿A qué correr detrás del destino?
¿Por qué tener lo que apenas empieza?


Carlos Bernal
25 octubre 2019

Salvador Dalí. La persistencia de la memoria (1931).

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