La palabra se asoma al balcón de la boca
y se lanza al ataque y se rompe en un grito,
o se queda enjaulada entre rejas de dientes
y entre dientes se pierde y se vuelve suspiro.
Unas veces se siente gallo de pelea
y convierte mi boca en una tormenta,
y estalla, y en mil palabras explota.
Otras veces se aplasta como triste sombra,
y en el alma se tira a dormir una siesta,
y en mi boca coloca el cartel de
CERRADO POR REFORMA.
La palabra conoce palabras tan tiernas
que se vuelve de miel y te envuelve en caricias.
Otras veces no acierta a decir lo que siente
y en un laberinto de palabras se pierde;
y en un beso que hable por ella,
prefiere esconderse.
¿Pero adónde se fueron las otras,
las que un día se quedaron rotas?
Es posible que esperen el paso del tiempo
y con el tiempo se puedan poner en la boca;
o se sientan gaviota y vayan mar adentro
y vuelvan a dormir a la boca del puerto,
y se queden por siempre sonando en el viento...
Carlos Bernal.
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Audrey Kawassaki- Mente maravillosa |
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