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martes, 30 de julio de 2019

Las personas y sus estaciones

Hay personas que llevan siempre una estación encima.

Quien arrastra un invierno toda la vida,
y anda perdido entre sus calles heladas,
sorbiendo sus fríos estériles,
atándose a pesadas cadenas,
hundido por no librarse de ellas.

Quien lleva el verano en la cara,
y divorciado de la prisa,
encuentra en el paseo un remedio,
en el mar un compañero
y en el sol una herramienta.

Quien derrama a cada paso primavera,
anunciando a voz en grito quimeras,
floreciendo en cada esquina sonrisas,
esparciendo su pólen, prometiendo semillas.

Quien contiene en sus ojos un otoño sereno,
con la luz de sus tardes, sus sueños dorados,
sus charlas amables, la razón de sus días.

Hay personas que llevan siempre una estación encima.

Azul despreocupado

El mar de mi barrio tiene
un azul despreocupado;
tan despreocupado es a veces,
que, entre sombras, la tarde
lo va tiñendo de verde,
y el mar se deja teñir.

Y no le importa el triste gris
entre broncas de un levante
que palmea las paredes
de la vieja Carretera Nueva.

También se viste de blanco
-si la ocasión lo merece-, 

y se parece a una novia
que va de boda entre las rocas.

El anochecer prefiere
recibirlo en tonos sobrios;
y aunque el cielo le convida
a colorete, ponche, fresa…
su carácter más austero
le hace ir del palisandro
directamente hasta el negro.

Y así, con trajes de gala,
cielo y mar se van de fiesta,
y con su orquesta se mecen
en las olas de la playa
hasta que el día amanece.

                                     Carlos Bernal

lunes, 29 de julio de 2019

Detrás del Hacho

Detrás del Hacho se esconden

canciones que estoy buscando;

las llamo y no me responden,

despacio se van, cantando.

En la Bahía Sur anidan
entre las olas, nadando;
con la Mujer Dormida,
en la del Norte, soñando.

Detrás del Hacho me llevo
las penas que no te cuento;
entre mis versos te dejo
historias que yo me invento.

Si andando, llega la noche,
me alumbro con tres luceros:
La Luna llena y tus ojos,
los ojos por los que muero.

Detrás del Hacho te espero
si quieres venir conmigo;
con los amigos que quiero,
y una guitarra en Los Pinos.

Si vais por Ceuta algún día
y veis mis letras volando,
decidles que no me olviden,
tal vez yo vuelva cantando.
 




jueves, 25 de julio de 2019

Playa del Chorrillo (Ceuta)

Amanece en el Chorrillo. Foto Andrés del Río

En la playa de mi barrio,

la tarde, paseada de arena,

canturrea salpicones de orilla; 

el sol esconde mi casa

y el salitre me besa los labios.

En la playa que os digo,
-Playa del Chorrillo-,

la Luna es un suspiro

y el mar un papel de plata.


Hay una raya en el agua,

un abrazo en la brisa,

y un acorde de guitarra

que la noche destila.

Y con el día,

el dorado asoma la arena

y sus bronces amarillean;

salpica vida la playa

y las olas merenguean.

Es la playa de mis sueños, 

la de la suave infancia,

donde dejé libre una rima

hace ya sesenta versos.

Ahora

que otoñeo los sueños

y azoteo las penas,

mientras las oreo,

regreso a ella.


Carlos Bernal.

martes, 23 de julio de 2019

Amanece en la Bahía de Algeciras

Bahía de Algeciras. Foto de Paco Gallardo
 

Le cuesta asomar al día
-le da vergüenza y se pone rojo-.
Escojo la mejor pose para la foto.

Amanece en mis ojos
-a través de los de Paco-
con objetivo maestro,
con hambre de luz,
con azul universo,
con frío de enero,
con el mar en un plato
que huele a marisma
y que sabe a verso.

La bahía se queja de tanto destrozo:
Las chimeneas escupen
sus negras entrañas
a un cielo esmeralda,
y una suave brisa
vomita en la arena
su desayuno tóxico.

Las grúas dibujan
-con negros perfiles
sobre un rojo de fondo-
un día precioso.


Carlos  Bernal

lunes, 22 de julio de 2019

La luz de la escalera


Has dejado encendida la luz de la escalera.

Tal vez un descuido de la última prisa,
quizá una forma de suave despedida;
o será que has querido dejarme una pista,
un iluminado rastro de migas,
un amoroso y eléctrico reguero.

O es posible que quieras
-como un faro en la noche-
que te sirva de guía
cuando vengas de vuelta.

He dejado encendida la luz de la escalera,
porque quiero que sea
también mi bienvenida.
                                                                   Carlos Bernal.


domingo, 21 de julio de 2019

El espejo

Filósofo sujetando un espejo (Jusepe Ribera, "el españolito", 1591-1652)


Ese del espejo
que me mira con mis ojos,
no sabe nada de mí
y sin embargo es yo mismo.

Es un espía de cristal,
un vigilante simétrico,
un crítico insobornable,
un amable equidistante,
importante juez y parte
de un destino reflejado.

Ese del espejo 

que me mira de reojo,
se ha escapado de mí
creyendo que yo soy otro

Cree tener vida propia:
Anda vistiendo mis ropas,
afeitándose mi barba
mientras me canta canciones
que yo solo conozco.

Y ha elegido la libertad:
Hoy me he asomado al espejo

y ese otro yo ya no está;
iba silbando calle abajo,
no me volverá a criticar.

  Carlos Bernal.

sábado, 20 de julio de 2019

MANOJO DE DESEOS (II)


Vivir en la dulzura que acumulan los azúcares.

Espantar todos los males con estoica impostura.

Enterrar los pensamientos que me roban la confianza.

Destapar el frasco fresco de todas las esencias.

Contarte tres penas, sin llegar nunca a la cuarta.

Navegar por el mar que, intuyo, contienes en el alma.

Reivindicar, con infantil ignorancia, la esperanza.

Divorciarnos de la insensatez que nos invade.

Pedir a la eternidad que avale un crédito en el banco del tiempo.

Solicitar al juez una orden de alejamiento,
(y que el juez no se me acerque a menos de mil metros).
 

Volver a los 60 y rehacer lo que hicimos.

Licenciarme en lenguas muertas y también en lenguas vivas, 

en la tuya y en las otras;
en tantas que me he perdido.

Despertarnos, con trabajo, de esta sin par pesadilla.

Desafiar en campo abierto al poder que nos corrompe.

Sembrar en los aeropuertos que nunca debieron hacerse;
(convertir el gris asfalto 

en campos de fresa por siempre 
-Strawberry Fields forever, 
cantábamos hace tiempo-).
 

Borrar estos años de moneda única loca.

Despedir a los idiotas que nos llevan cuesta abajo.

Confiar en los científicos, que nos salvarán.

Desterrar a los corruptos a un cráter de Marte.

Y si es posible esta tarde, 

y si no mañana mismo,
abrazar a quien te quiere 

sin esperar a que te abrace.  

Carlos Bernal.

                                                                         

miércoles, 17 de julio de 2019

Tardes de barrio

En el trozo de infancia dormido,
-que dicen llevamos todos dentro-
la marea sube algunas tardes

y el salitre se cuela en mi calle.

Las niñas saltan a la comba
(“al pasar la barca, me dijo el barquero…”),
los novios pasean entre sombras

y en la tienda de Basilio huele a vino,

a aceite y a sardinas arenques.

Los niños atardecen el barrio

y lo inundan de juegos eternos:
(“Por mí y por todos mis compañeros”)

Yo sé que no seré el primero

ni tampoco en último en acordarse

del sabor de aquellas largas tardes,

(que por algún extraño motivo

esta noche han venido a buscarme).

Carlos Bernal

martes, 16 de julio de 2019

Soy de Allí

Foso navegable de Ceuta. (Foto de cityplan.es)



(A Alberto Nuñez García, por sus Crónicas de Allí)

Soy de Allí,
como las verdes aguas del Foso,
como las tardes frescas del barrio
y su extraordinario amanecer.

Soy de Allí
como el viento fuerte de levante,
como el cañón que marca las doce
y como el goce al atardecer.

Soy de Allí,
donde las olas escalan paredes,
o diminutas se alfombran
al compás de tus pies.

Soy de Allí
donde a veces los días
se visten de bruma
y te llena la espuma
del nada que hacer.

Soy de Allí,
y crecí entre dos montes perdido;
dando vueltas a un nido
absurdo por pequeño,
distinto por diverso,
azul por mediterráneo,
caliente por sureño,
doliente por antiguo,
hermoso por esbelto,
pacífico por guerrillero…

Soy de Allí,
de donde dice Alberto.



Crónicas de Allí (Alberto Nuñez, 2001). Edit LA Vela, Granada

lunes, 15 de julio de 2019

Un día jubilado

Dormir a pierna suelta los problemas;
levantarme no demasiado temprano,
y escribir de diez a doce lo que pueda.

Pasear el azul desocupado
del suave invierno mediterráneo.

Atribuir a cada pájaro su canto,
recibir a las pavanas en la orilla,
adivinar el rumbo de los barcos,
imaginar dónde acaba el horizonte.

Enhebrar las agujas de los pinos,
descubrir lo mullido de la hierba,
aspirar el sabor de la mañana,
y diluir las tristezas de la vida
en una buena sopa castellana.

Calentar la tarde con un fuego:
Apilar muchos versos uno a uno,
preparar la hoguera de un poema
y esperar que una música lo encienda.

Recoger al día siguiente las cenizas,
abonar bien la tierra con ellas,
plantar las ideas en semillas
y esperar que broten algún día.

           (Solo entonces sabré si eran canciones
            las voces que el levante me traía).

                                                       
                                                                                          Carlos Bernal.


jueves, 11 de julio de 2019

Versos errantes

Si unos versos te han llamado
en una tarde cualquiera,
no contestes en seguida,
no devuelvas la llamada;
espera a que insistan
otra vez, de madrugada.

Escríbelos temprano,
mientras el Sol hace flexiones
de calentamiento;
termina antes de mediodía
y déjalos dormir la siesta.

Guárdalos en una caja
donde no les dé la luz
y olvídalos un tiempo.

Sácalos alguna noche,
-mientras la Luna se peina
en su cuarto menguante-
 

y bajo la luz de unas velas
léelos a media voz
de adelante atrás,
y de atrás adelante.

Si no te gustan, quémalos;
en caso contrario, vuélvelos
a dormir al estante.

Es posible que algún día,
cuando pasen muchas tardes,
alguien encuentre los versos
que en la caja se esconden,
y decida renombrarlos
como “los versos errantes”,
y a ti, que los creaste,
como “el poeta sin nombre”.



sábado, 6 de julio de 2019

Paseo de los Ausentes


Con palmeras por el cielo,
las manos en los bolsillos,
puntapiés a burgaillos,
van rodando por el suelo.

Olor a garrapiñada,
las miradas de deseo,
las sonrisas de las niñas,
sin prisas por el paseo.

Hoy regresan los Ausentes
con los sueños por el aire;
van cruzando por el Puente
aunque no los vea nadie.

Paseo de los Ausentes,
que en mi mente está
tan lejos, tan cerca.

Voces de Ceuta
vuelven a sonar
en medio del mar.

Ausentes, de madrugada,
dando vueltas en la cama,
se despiertan y comienzan
a acordarse de su Ceuta,

De su barrio, de su playa,
del salitre de la infancia,
del sabor del primer beso,
del regreso aún pendiente.

Hoy regresan los Ausentes
con los sueños por el aire;
van cruzando por el Puente
aunque no los vea nadie.

Paseo de los Ausentes,
que en mi recuerdo está
tan lejos, tan cerca.

Luces del puerto
que flotando van
en medio del mar.

Paseo de los Ausentes,
Ausentes de Ceuta.
Paseo de Las Palmeras,
tan lejos, tan cerca

Carlos Bernal.
Marbella, 15 de mayo de 2012.
Los Barrios, 26 de julio de 2012.

Desde este Sur



Desde este Sur,
-ya bastante al Sur-

aún se ve más Sur;
y a sus gentes,
que nos ven al Norte
y como norte nos tienen.

Y se vienen a vivir con este norte,
sin que importe si en el intento de vivir,
morir sea lo único que logren
llamando a la puerta de un sueño.
                                                                                                                      Carlos Bernal

martes, 2 de julio de 2019

Imposible de medir...

¿Sabéis lo que dura un sueño,
cuánto pesa una esperanza,
cuánto hunde la tristeza,
o qué distancia separa
la niebla de nuestra tierra?

¿Qué trecho tan largo existe
entre aquello que dijiste
y lo que quisiste decir?
¿Cuánto ocupan, en el alma,
las escondidas historias?

Ya veis que algunas cosas
son imposibles de medir.

¿Cuánto amor dice una rosa?
¿Quién sabe, en un adiós,
cuándo llegarán las lágrimas?
¿Quién conoce las distancias
de la casa de la infancia,
-enorme patria querida-?
¿Cuánto tiempo es un minuto
sin latir un corazón?
¿Cuánto va de lo vivido
a lo que queda por vivir?

Ya veis que algunas cosas
son imposibles de medir.

¿Alguien sabe cuánto sopla
un simple soplo de aire?
Los trastes de la guitarra
imposibles de abarcar,
¿sabe alguno cuánto miden?

Y el azul en los espejos
del sol cuando amanece,
¿sabéis cuánto permanece?

Del calor de nuestra gente;
del dolor cuando se escapa
entre las rejas de dientes;
lo que cuesta una canción,
lo que vale una sonrisa;
del placer de un buen paseo
sin tener que tener prisa,
¿Tenéis alguna medida?

¡Cuánto irá de lo que escribo
a lo que quiero escribir!

Ya veis que hay tantas cosas
imposibles de medir.

 Carlos Bernal

Mañana no está tan lejos

Imperceptible –casi- en su andar continuo,
la vida se pasa como en un torbellino.
Indemostrable –casi- minuto a minuto,
va dejando en nosotros su huella profunda.

El ritmo pausado, las pequeñas dolencias,
el sol de la tarde y su amor buscado;
las cosas sencillas, los largos paseos.
La charla animada, la sonrisa presta,
los ojos entreabiertos para ir recordando;
las nobles arrugas, la mente dispuesta.
Las miradas atrás, la vista cansada,
tal vez algún nieto subiendo y bajando.

Y de pronto, al amigo, ¿te acuerdas?
Y el paseo se cubre de nombres y nombres
de mujeres y hombres que llenaron la vida,
de pequeñas historias que regresan, fantasmas,
a llenarnos la tarde con horas de instituto;
a dejar la constancia de esa huella que digo,
la huella profunda que deja en nosotros
el paso de un tiempo que no constatamos
si no lo contamos minuto a minuto.
       

                                                                     Carlos Bernal.