Imperceptible –casi- en su andar continuo,
la vida se pasa como en un torbellino.
Indemostrable –casi- minuto a minuto,
va dejando en nosotros su huella profunda.
El ritmo pausado, las pequeñas dolencias,
el sol de la tarde y su amor buscado;
las cosas sencillas, los largos paseos.
La charla animada, la sonrisa presta,
los ojos entreabiertos para ir recordando;
las nobles arrugas, la mente dispuesta.
Las miradas atrás, la vista cansada,
tal vez algún nieto subiendo y bajando.
Y de pronto, al amigo, ¿te acuerdas?
Y el paseo se cubre de nombres y nombres
de mujeres y hombres que llenaron la vida,
de pequeñas historias que regresan, fantasmas,
a llenarnos la tarde con horas de instituto;
a dejar la constancia de esa huella que digo,
la huella profunda que deja en nosotros
el paso de un tiempo que no constatamos
si no lo contamos minuto a minuto.
Carlos Bernal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario