Fotografía de Juan Antonio Morillo |
Menú del día:
- Sopa de azul bahía con espuma rompiente.
- Estofado de verde sobre aromas del Estrecho.
- Resol de Puntilla en tarde de pesca.
- Brochetas de espigón del mar de la infancia.
- Espalda dorada a la sal.
- Revolcón de olas con brillos de escamas.
- Gris de levante y revuelto de nubes.
- Puesta de sol al Calamocarro.
- Susto del día: Aguaviva flotante.
- Yogurt de algas sobre roca emergente.
- Chupitos de Bahía Sur a la luz de la Luna.
Carlos Bernal.
Desde siempre he soñado con montar un restaurante giratorio en la piedra del toro. Por algo se empieza, ya tengo la carta.
ResponderEliminarInteresante e inteligente introducción a la gastronomía gastrobahiasureña.
Jajajajaj, qué bueno. Recuerdo que de niños ya disfrutábamos de las delicias que nuestra playa nos ofrecía, como los gusanos que sacábamos de las rocas para utilizarlos como carnada para pescar más tarde aquellos peces dudosamente comestibles pero que nosotros insistíamos a nuestras madres para que los frieran y nos lo pusieran en el plato de la cena. Seguro que sabrían a rayos, pero nosotros los disfrutábamos como si se tratara de un manjar. ¡Delicias del mar!
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