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miércoles, 17 de julio de 2019

Tardes de barrio

En el trozo de infancia dormido,
-que dicen llevamos todos dentro-
la marea sube algunas tardes

y el salitre se cuela en mi calle.

Las niñas saltan a la comba
(“al pasar la barca, me dijo el barquero…”),
los novios pasean entre sombras

y en la tienda de Basilio huele a vino,

a aceite y a sardinas arenques.

Los niños atardecen el barrio

y lo inundan de juegos eternos:
(“Por mí y por todos mis compañeros”)

Yo sé que no seré el primero

ni tampoco en último en acordarse

del sabor de aquellas largas tardes,

(que por algún extraño motivo

esta noche han venido a buscarme).

Carlos Bernal

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