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jueves, 11 de julio de 2019

Versos errantes

Si unos versos te han llamado
en una tarde cualquiera,
no contestes en seguida,
no devuelvas la llamada;
espera a que insistan
otra vez, de madrugada.

Escríbelos temprano,
mientras el Sol hace flexiones
de calentamiento;
termina antes de mediodía
y déjalos dormir la siesta.

Guárdalos en una caja
donde no les dé la luz
y olvídalos un tiempo.

Sácalos alguna noche,
-mientras la Luna se peina
en su cuarto menguante-
 

y bajo la luz de unas velas
léelos a media voz
de adelante atrás,
y de atrás adelante.

Si no te gustan, quémalos;
en caso contrario, vuélvelos
a dormir al estante.

Es posible que algún día,
cuando pasen muchas tardes,
alguien encuentre los versos
que en la caja se esconden,
y decida renombrarlos
como “los versos errantes”,
y a ti, que los creaste,
como “el poeta sin nombre”.



2 comentarios:

  1. Una calle para tí en tu ciudad ya.

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    Respuestas
    1. Jajajajaja, gracias vecino. Tener amigos como tú es lo mejor del mundo, pero mi calle siempre será aquélla, la nuestra, la Calle Terraplén que quedó en nuestro recuerdo. Un fuerte abrazo

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