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viernes, 31 de mayo de 2019

HORIZONTE

Rectilínea pegadura entre el cielo y el mar;
costura con pespunte hecho con barcos
que une arriba y abajo, abajo y arriba.
Diminutos sobresaltos a lo lejos.

Gráfica de pulsaciones marinas.
Escondite nocturno del Sol.
Diana de mis miradas infantiles.
Descanso para la vista cansada.
 

Barcos, como signos ortográficos
marcando una escritura
que altera la línea recta,
que desvía su singladura.

Si es uno, es un punto y seguido;

a veces son tres los barcos suspensivos…

Carlos Bernal.

jueves, 30 de mayo de 2019

ALLÍ, ABAJO

Allí, abajo,
donde la cuesta termina
por recibir a la playa,
o donde el mar se acaba
y la cuesta se empina.

Allí, abajo,
hay mañanas escritas
en piedras preciosas,
cristales tallados
con manos de orilla.

Hay dolores tan viejos
que ya ni se duelen,
y hay vidas temblando
de espuma en las olas,
con historias que llegan
al subir la marea.

Están también los fantasmas
de aquellos que fuimos,
adolescentes remeros
sin orden ni concierto,
sin norte en la brújula
de un barco a la deriva.

Allí, abajo,
donde todo empieza
o donde todo termina,
te espero.


Carlos Bernal.

domingo, 26 de mayo de 2019

Algunas cosas...

Al final tendré que aceptar
que somos un código de barras,
un nombre de usuario y contraseña,
una dirección de correo electrónico,
el pin de una tarjeta de crédito.

Pero también algunas cosas
que no caben en todos los gigas
de la agenda del último iphone:

La luz del paseo marítimo
de una mañana de jueves
cuando huele la playa a limo,
y suben y bajan gaviotas
columpiándose de un horizonte
que después arderá al rojo vivo,
mientras un sol cansado pregunta
por dónde se sale de la tarde.

La inmensidad del mar de unos ojos
donde me embarqué de por vida,
los sueños que ensanchan las noches
y agigantan las historias,
los callejones sin salida,
las risas de todos los bares,
las lágrimas que nunca lloramos,
las palabras que a veces se callan
y las canciones que siempre cantamos.


Playa de Benalmádena (Mälaga)

Carlos Bernal.


Cómo podría describir la primavera...

Foto de una playa de Marbella


Se podría decir que uno se sienta
y escribe lo que le llega:
El aire fresco, la mañana clara,
el sol que emprende su camino rutinario,
la brisa que sube de la playa hasta el barrio…

Se podría decir que es tan simple
como escribir lo que se siente:
Olor mediterráneo a sardinas,
a limo junto a las rocas,
a brea junto a las barcas.
Color azul y amarillo brillante,
primer día radiante de playa
que aún tiene las piernas blancas
y ya dorada alguna espalda extranjera.

Se podría decir que es tan fácil
como sentarse y desayunar con ella.

Y sin embargo, es tan difícil
que quepa en unas letras
esta inmensa primavera…


Carlos Bernal.

domingo, 19 de mayo de 2019

Extraño territorio

Sembrado de recelos,
plagado de inquietudes,
de orgullosas y dolidas espinas
nacidas en medio del miedo.

Repoblado con malos entendidos,
regado con discreta agua bendita,
cavado en mitad de la noche,
visitado en días de tormenta
y recolectado antes de dar frutos.

Extraño territorio éste.

Lugar donde se siembran soledades
y se espera recoger compañía.
Erial donde se posan decepciones
-como pájaros en tiempo de sequía-

buscando ilusiones perdidas.

Portal donde residen
ángeles custodios de valores,
resueltos guardianes de mil patrias
que te reciben y te abrazan
con enormes banderas de colores.

Desván de dolientes declaraciones,
de anónimos desencantos.

Cartas sin destinatario,
dardos impersonales
que se lanzan contra lugares
con nombre y apellido propio.

Extraño territorio éste.

Cristal opaco que atrinchera
medias verdades ocultas,
prestadas, reales, pasadas,
siniestras, dormidas,
virtuales, soñadas, molestas.

Vendaval que se desata
con la ocasión más absurda,
cuando todo estaba en calma,
cuando todo se convierte,
-la mayor parte de las veces-
en un duelo a garrotazos.

Monumental taberna de poetas
melancólicos y obtusos,
donde se beben de un trago mil versos
que luego vomitan por los muros
-cuando ya todo el mundo se ha ido-
y se piensan que a alguien le importa.

 

Carlos Bernal.

"Duelo a garrotazos" (Francisco de Goya)



viernes, 17 de mayo de 2019

Autopista de agua

Bajo la estrecha autopista de agua que cruza mi tierra,
dormitan miles de sueños buscados que ya no se sueñan,
esperan miles de ojos abiertos que ya no se miran,
se pierden miles de voces calladas que ya ni susurran,
descansan miles de cuerpos dorados que piden justicia.

Sobre la estrecha autopista de agua navegan pateras
que llevan miles de ojos inmensos envueltos de sueños,
miles de voces que claman al cielo en mitad de la noche,
miles de cuerpos oscuros que rezan su vida en silencio.

Desde la orilla, la noche confunde su agua en asfalto
y la llena de guiños de luces que suben y bajan,
que son como ojos brillantes subiendo del fondo,
silencios de tantas gargantas calladas por siempre.




El arpa (Rima y canción)


Esta es una  historia que demuestra cómo pueden influir positivamente los maestros (casi siempre) en los alumnos. No quiero calcular qué año sería, pero digamos que yo era un estudiante joven, tan joven que apenas contaba 15 años o tal vez 14. El caso es que en la clase de Literatura y Lengua Española del instituto, la profesora copió en la pizarra una Rima de Gustavo Adolfo Bécquer, nos la hizo copiar en nuestros cuadernos y memorizar para después recitarla en voz alta. Por alguna razón que nunca sabré explicarme, aquella tarde y noche y al día siguiente y la tarde después y la noche siguiente y así no sé cuántas más, estuve con aquella poesía por delante y con mi guitarra en las manos, intentando ponerle alguna música a aquellos versos que tanto me gustaban. Muchos acordes no sabía, la verdad; pero los que sabía los machaqué hasta que aquello sonó mas o menos... Y yo no he olvidado a aquella profesora, sin la cual nada de esto hubiera ocurrido.

En fin, que así nació El Arpa, la adaptación musical de esta bonita rima de Bécquer:

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nueve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga "Levántate y anda"!

Y aquí se puede escuchar la canción:

https://youtu.be/AB9Njzx9-nw

domingo, 12 de mayo de 2019

Levante en la Piedra Gorda



Foto de Joaquín García Estudillo


Carlos Bernal.

Alambique de ventana


Desde mi ventana caen miradas
como lluvia fina de primavera,
-otras veces como chuzos de punta-.
 

Confluyen con los ríos de la calle,
inundan los ojos de los mendigos,
reparten soledades; por la noche
comparten el frío de los portales.

A mi ventana, -sueño de pared-,
alguna vez regresa una mirada
que devuelve un extraño transeúnte;
la rehúye con ojos de sospecha,
como un sello que estampara correos
con destinatario desconocido.

En mi ventana destilan los días
en alambique de horas que pierdo;
como oscuras nubes de colinas
que se vuelven gotas de rocío,
así transitan un tiempo dormido
y minuto a minuto van cayendo
.


Carlos Bernal.

A veces tiene el mar


A veces tiene el mar 
ese gris enfurecido 
de día oscuro por dentro, 
ese gris atormentado 
que me lleva de la mano 
a mi infancia de levante.

Me gusta entonces sentarme 

a mirarlo justo enfrente,
y tratar, a duras penas, 

de entender lo que me dice.

Otras veces me sorprende 

con su azul despreocupado,
tan deslumbrante y eterno, 

tan mareante y pausado…

Convengo, entonces, en mezclarlo con el mío,
más sencillo, particular, mediterráneo, 

indefinido, trajinado.
Tan nostálgico y absurdo, 
tan ignorante y tan sabio, 
que del viento que le azota 
aprendió a sacar ventaja, 
escondiéndose en las rocas 
de la playa que le hostiga, 
para llevarlo a la brisa 
que me acaricia la cara.

Y así atardecen mis mares,
y así amerizan mis tardes.






Al Sur del Sur (canción)





Aquí se puede escuchar la canción https://youtu.be/RzxhKDenAig





sábado, 11 de mayo de 2019

Bahía Sur (Ceuta entre la niebla del tiempo)





Mi mar guarda en secreto
historias de amores que nadie conoce.
Las esconde de día
entre la bruma y la espuma;
las susurra de noche entre hilos de luna
que llenan de luz aquella bahía.

Bahía Sur,
Bahía azul.

Mi mar saca del tiempo,
su saco de oscuras historias,
y las tiende en cubierta.
Despacio, las presta
al dios de los vientos.

Bahía azul,
Bahía Sur.

Gritos salados de almadraba ocultan la tarde.
En la orilla, mis sueños alados,
como alegres pavanas,
levantan el vuelo buscando otra luna.





Años 60, noche de verano enmarcada



Desconozco la autoría de la foto



Luna de plata en pateras y redes.
Sillas de enea bordeando un portal
con tertulia de madres vigilantes.
 

Voces de niñas saltando a la comba;
gritos de niños que juegan a tula,
padres que escrutan un cielo de sputnik…

La inocencia flotando en el aire
de un barrio que vive casi en la playa.
Una España que en noches de julio
sacaba su pobreza a tomar el fresco.










Bulevar


La luz que alarga las sombras escora la tarde,
la vuelca irremediablemente hacia el lado esperado,
-la noche de estrellas, la luna de mayo-
y la sume en largos instantes de entrecortados silencios;

(El bulevar extiende su manto de bares que atienden los pájaros)

Mientras las flores coquetas pliegan sus pétalos
y los azules del mar se van amoratando,
las pavanas resisten el viento en la orilla
y las cajeras sonríen bajando persianas.

Todo se va, poco a poco, apagando,
mientras gira la vida en la noria del bulevar.






ADIÓS AL VIEJO BLOG (MUDANZA)


Como he perdido las claves y no puedo entrar en mi blog,
tengo una puerta sin llaves, tengo un tiempo sin reloj.

Tengo un tren lleno de gente que no encuentra su estación;
un callejón sin salida, un correo sin destino,
una ilusión embarcada navegando a ningún puerto,
una habitación con persianas en la que nunca dará el sol.
Una voz en el desierto.

Quiero cerrarlo y no puedo,
no tengo forma de hacerlo.

Quisiera quemarlo en la playa, echar sus restos al mar,
o dejarlo flotar en la orilla; esperar a que se apague
y esparcir luego sus cenizas.

O en internet liberar el cadáver, flotando el ciberespacio;
que se seque o se derrita o se pose en una estrella
hasta que se quede sin luz.

Lo siento por los tres lectores que tenía Al Sur del Sur.



Carlos Bernal.