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domingo, 12 de mayo de 2019

A veces tiene el mar


A veces tiene el mar 
ese gris enfurecido 
de día oscuro por dentro, 
ese gris atormentado 
que me lleva de la mano 
a mi infancia de levante.

Me gusta entonces sentarme 

a mirarlo justo enfrente,
y tratar, a duras penas, 

de entender lo que me dice.

Otras veces me sorprende 

con su azul despreocupado,
tan deslumbrante y eterno, 

tan mareante y pausado…

Convengo, entonces, en mezclarlo con el mío,
más sencillo, particular, mediterráneo, 

indefinido, trajinado.
Tan nostálgico y absurdo, 
tan ignorante y tan sabio, 
que del viento que le azota 
aprendió a sacar ventaja, 
escondiéndose en las rocas 
de la playa que le hostiga, 
para llevarlo a la brisa 
que me acaricia la cara.

Y así atardecen mis mares,
y así amerizan mis tardes.






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