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domingo, 19 de mayo de 2019

Extraño territorio

Sembrado de recelos,
plagado de inquietudes,
de orgullosas y dolidas espinas
nacidas en medio del miedo.

Repoblado con malos entendidos,
regado con discreta agua bendita,
cavado en mitad de la noche,
visitado en días de tormenta
y recolectado antes de dar frutos.

Extraño territorio éste.

Lugar donde se siembran soledades
y se espera recoger compañía.
Erial donde se posan decepciones
-como pájaros en tiempo de sequía-

buscando ilusiones perdidas.

Portal donde residen
ángeles custodios de valores,
resueltos guardianes de mil patrias
que te reciben y te abrazan
con enormes banderas de colores.

Desván de dolientes declaraciones,
de anónimos desencantos.

Cartas sin destinatario,
dardos impersonales
que se lanzan contra lugares
con nombre y apellido propio.

Extraño territorio éste.

Cristal opaco que atrinchera
medias verdades ocultas,
prestadas, reales, pasadas,
siniestras, dormidas,
virtuales, soñadas, molestas.

Vendaval que se desata
con la ocasión más absurda,
cuando todo estaba en calma,
cuando todo se convierte,
-la mayor parte de las veces-
en un duelo a garrotazos.

Monumental taberna de poetas
melancólicos y obtusos,
donde se beben de un trago mil versos
que luego vomitan por los muros
-cuando ya todo el mundo se ha ido-
y se piensan que a alguien le importa.

 

Carlos Bernal.

"Duelo a garrotazos" (Francisco de Goya)



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