Bahía de Algeciras desde la Playa de Rinconcillo. Foto: Paco Gallardo. |
Tiene septiembre una noria
que sigue y sigue girando.
Sus días son cangilones
que se vacían de un tiempo
para llenarse de otro,
que volverá a vaciarse.
Trae luces que se acortan
y pájaros que migran
por encima del Estrecho.
Aquella foto en la playa,
tus pisadas en la arena,
las risas y miradas…
una marea prevista
las va borrando, ruidosa.
Septiembre baja las voces
del verano que se acaba.
Da volumen a las olas
de un otoño que se acerca
chorreando la muralla.
Viene anunciado por cantos,
alegrías de pavanas.
Llega con cielos de nubes
que aborregarán las tardes.
Deja cuadernos en limpio
en las manos escolares.
Y lápices de colores.
Y ojos adolescentes
que enamorarán la clase.
Y algún canto de sirena
en oídos primerizos
aprendiendo de la vida.
Cuando aún no lo esperaba,
otro septiembre aparece;
estribillo de canción
que no da tiempo a aprenderse.
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