Fui un alumno que se dormía
contra el cristal soleado
de las tardes de instituto.
¡Cómo atender aquella voz
que monótona apelaba
con absurdos logaritmos
que arañaban la pizarra!
Cuando fui profesor,
entendía que la tarde
no era momento propicio;
y tirando de mi oficio
volábamos cometas
en el patio de la escuela.
No sé si aprendieron mucho;
pero al menos, que no odiaran
las tardes del colegio.
Carlos Bernal
30 de agosto, 2023.
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