Escondido, el cerebro, siempre moldeando la realidad para engañarse y engañarnos. |
CAPÍTULO N
EL JEFE
Supongo que ahora es cuando hay que decir que soy hijo de una familia de nosequé, que siempre vivieron de loquesea. ¡Qué va, hombre, qué no!
Baste en este momento decir que recuerdo la infancia como un tiempo feliz…
Y esa es otra, ¿qué pátina de sustancia dulzona le pondrá nuestro cerebro encima siempre al pasado para que lo recordemos como un tiempo mejor? Cualquiera sabe, habrá que preguntarle a los científicos, porque en estas páginas poca ciencia encontrareis.
Pero lo que está claro es que nuestro más querido mentiroso vive dentro de nuestra cabeza, ahí, escondido. El cerebro elabora cosas que nunca han ocurrido o va moldeando a su antojo las que sí han pasado, para hacernos sentir mejor con nosotros mismos, y así de paso, poder culpar con tranquilidad al mundo de todo lo malo que pueda habernos ocurrido. Y esto no tiene nada que ver con mentir conscientemente. No, la mayor parte de las veces que contamos algo no estamos mintiendo, solo relatamos los hechos tal y como los recordamos; pero casi siempre lo que ocurrió de verdad se parece poco a lo que recordamos.
A este extraño compañero de viaje, inseparable, insufrible casi siempre, pero también imprescindible, a nuestro cerebro, en adelante lo llamaremos “el jefe” porque es quien realmente manda.
EL JEFE
No queremos cambiar de opinión, al contrario
que los monos y otros cerebros sofisticados.
Eduard Punset (El viaje al poder de la mente).
Aparente músculo ingrávido
que habita algunas cabezas;
órgano arrugado inteligente
que a unos más que a otros, pesa.
Gobernador sutil, masa gris
que evita situaciones adversas.
Creador de cantos de sirena
que enturbian con humo la vista.
Mentiroso, embaucador, ilusionista,
pesado, machacón, insistente,
charlatán de feria, burlón, trapisondista.
Ciego adorador de fantasías,
laboratorio de drogas peligrosas;
constructor de castillos en el aire
que falsifica, por tu bien, las cosas.
Buscador de la Isla del Tesoro,
que busca con todo su empeño.
Inventor y vendedor de sueños
que ilustra sin el menor decoro.
Caja dotada de interruptor
que te enciende o te apaga las luces,
te introduce o te aparta del mundo
sin pedirle permiso al autor.
Perfecto embustero que busca
engañarse primero a sí mismo;
después que su mentira resulta,
la vende con hermoso cinismo.
No sé si te celebro, cerebro,
porque me han contado que mientes;
pero si estás conmigo, me alegro,
aunque, a veces, parezcas ausente.
(CONTINUARÁ...)