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jueves, 14 de julio de 2022

Una historia por capítulos cortos. Introducción




Capítulo N-1

Por decir algo.

Empezaré por cualquier sitio porque ya es tarde para hacerlo por el principio, además sería como volver a empezar y a eso es a lo único que no estoy dispuesto. Aquello estuvo bien, pero precisamente porque fue “aquello”, se quedó allí y no volvería allí por nada del mundo. Qué manía nos ha dado ahora con buscar por internet a los amigos de la infancia o del instituto para reunirse y contarnos las vidas. A quién le importa lo que te ha pasado en los últimos cincuenta años, pedazo de melón, si tú eras el tonto de la clase y te pasabas la hora de matemáticas metiéndote el dedo en la nariz mientras el profesor se peleaba con su hipotenusa (la de él) y sus catetos (nosotros) en la pizarra. O a ti, que eras un empollón que sacabas siempre dieces y luego has llegado a ser director general de nosequé, y jefe superior de nosecuántas cosas… pero sigues siendo el mismo triste empollón, nada más.

 

Así que simplemente diré que la vida no me ha tratado mal hasta llegar aquí, y con eso queda todo dicho. Y ya soy libre para iniciar mi relato por donde me parezca sin ataduras cronológicas. Además, tampoco pretendo darle forma de memorias, ni estructurarlo debidamente como haría un escritor.

 

Continuará... creo.

 

Carlos Bernal.

14 de julio (día de la República Francesa, casualmente)


Por suerte, los árboles no me dejan ver el bosque de coches que se extiende ahí abajo, pero los oigo dedicarse horribles desconciertos de bocinas bramando con la educación de sus propietarios, que parecen no haber pasado por escuela alguna.



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