Quiero un cielo estrellado,
sin nubes que atormenten;
quiero muchos tejados
que den cobijo a las gentes,
calor en los días que vienen
y sombra fresca en verano.
Quiero que nadie esté solo;
menos ruido y más nueces;
que salga de verdad para todos
el sol cuando amanece.
Que las calles no sean caminos
para ir a ninguna parte;
que puedas elegir un destino
sin tener jamás que humillarte.
Que enero sea un mes frío
solo en los mapas del tiempo;
que las tardes sean braseros
donde sigan ardiendo miradas,
y que nadie pida la baja
en el teléfono de la esperanza.
Quiero rimas que no esclavicen,
palabras que agarren en versos
antes que el sol las abrase
o que el tiempo las olvide;
versos que miren al Sur
antes que el viento los hiele
en la cara norte de un poema
que no llegará a primavera.
Pero ¿qué estoy escribiendo?
Ahora que voy pensando…
Estos regalos que quiero
no los traen los Reyes Magos.
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