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domingo, 22 de septiembre de 2019

Ese que llaman experto...




Se confía…
el carnicero avezado,
pues con años de cuchillo
dando el corte certero,
es tomado por experto.

Se confía,
-y aquí viene el cuento-,
se confía
hasta que llega un día
que cortando carne,
se corta el dedo.

Y no se hace esperar la moraleja:
La experiencia no lo es todo,
pues traiciona hasta al más listo
convirtiéndolo en un bobo.

Pero hay modo de salir ileso:
Cuidar el cuchillo, atinar el golpe,
atendiendo siempre donde está el dedo.

(Aplíquese a cualquier sector, profesión o incluso monarquías...)


Carlos Bernal.
Actualizado en enero de 2024.

jueves, 12 de septiembre de 2019

En papel


Si algún día se publica lo que escribo,
quiero decir publicar en plan serio,
y puedo leerlo en formato de libro


de esos que se hacen con papel,

será un placer sentirlo entre los dedos,

escuchar sus árboles crujiendo,

oler la tinta entre sus hojas,

adivinar los bosques que vivieron,

desear que otros lo lean,

esperar que entiendan lo que he hecho.



Ya sé que también está la cosa

de mandarlo a través de este cristal;
pero no me diréis que es lo mismo


que dejar en un libro tus poemas.



El papel no será tan ecológico,

no será tan fácil de borrar;

las tonterías que plasmo en este plasma

no causan ningún problema.


Pero si hojeo por una librería


y veo la literatura viviente,
-
tanto autor con ansia cervantina-,
me surge, irremediable, la pregunta:

¿y a éstos no les preocupa el medio ambiente?



Carlos Bernal, 12 de sep de 2019

martes, 10 de septiembre de 2019

¿Cómo sobrevivir?


Sin hachas de guerra
Sin latidos de fuego
Sin odio en las venas
Sin palabras punzantes
Sin mantras sobre mantras
Sin medias verdades
Sin ojos de rabia
Sin insultos constantes
Sin monedas de cambio
Sin pendientes de pago
Sin favores pendientes
Sin claxon que empuja
Sin gritos que matan
Sin la razón de la fuerza…


Con la fuerza de la razón
Con labios que escuchan
Con brazos que esperan
Con la paz en los ojos
Con la luz de los libros
Al amor de la Luna
Disfrutando el momento
Desmintiendo mentiras
Conociendo la Historia
Saboreando amistades
Azuzando ilusiones
Despertando futuro
Componiendo la tarde
Escuchando a los sabios
Domesticando maldades
Entregando las penas
Devolviendo los besos
Con el oído muy cerca
y la vista muy lejos.



                                Carlos Bernal 10 sep 2019.




domingo, 8 de septiembre de 2019

La noria



Disfrutar el paso de las estaciones.
Gozar su instalación en los días…

Ver cómo enrojecen los otoños
hasta que ruedan en hojas por el suelo,
y pisados, crujiendo, se pudren.

O se funden en el frío de un invierno
al que solo queremos de pasada,
-irremediable como los exámenes,
como un sarampión infantil-.

Visita inesperada a la que invitas
a sentarse al calor de chimenea.

Ver reverdecer las primaveras
mientras llegan los días más bellos:
ésos que alargan las tardes de charla
y aligeran las almas de peso.

Y cómo amarillean los veranos,
cómo se doran en bronces de playa
y atardecen en guiños morados…

Hasta que avisa un levante de septiembre,
con las nieblas que agrisan la bocana,
-como campanas que nos convocan-

de otra vuelta que va a girar la noria,
y que se lleva otro año, la corriente.




Carlos Bernal.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Admiro

Admiro al que deja el ascensor
y se entrega a la escalera;
a los que esperan el sol
después de la tormenta;
a los que aún no han perdido
el sentido del humor;
a los que no les da igual
ocho que ochenta;
a los que siguen remando
aunque sea contra corriente;
a los que aman guardar
las recetas de la abuela.

Admiro a los que saben
que no duelen las cosas
sino cómo te las tomas;
que las buenas y las malas
son solo las personas.

Admiro al que perdona
pero no olvida lo ocurrido,
(que nos prometieron oro
y solo critican al moro;
que cogieron agua mansa
para dejarnos remolinos;
que convirtieron en negocio
la salud y la educación;
que el trabajo y la vivienda
ahora son un privilegio;
que nos hicieron comulgar
con viejas ruedas de molino).



Admiro a los que esperan
que las crecidas del Nilo
les fertilicen sus tierras;
que tienen el alma en vilo
pero cantan a la vida
como si fuera siempre hermosa,
y no hay ninguna cosa
para que la den por perdida.

Admiro al de la cara partida
que sigue peleando.
Al que se sube por las paredes.
Al que se ríe de su sombra
y está sólo, porque quiere;
y si se acerca “la parca”,
saca el capote y la torea.
Al que calla lo que piensa
y lo dice cuando encarta.
Al que le gusta esponjarse
cuando sube la marea.
Al que después del infarto
se calza los tenis.
Al que ya está muy harto
pero aún sigue votando.
Al que aprendió a llorar cantando
para no vivir llorando.

Admiro a los que saben esperar
enhebrando una esperanza;
a los que la vida no cansa;
a los que llegan y saben qué hacer,
porque hay que saber llegar.

Carlos Bernal.

martes, 3 de septiembre de 2019

ECHA UNA MIRADA















Los ojos son mucho más que ojos que ven o que te ven.

Porque siempre hay detrás una mirada:
que canta,
    que ríe,
        que llora,
            que sueña,
                que sufre,
                    que anhela…

Que pone la pena donde pone el ojo
Que pone alegría donde ve la vida
Que guarda distancia si le interesa
o que te acerca si te quiere cerca.

Que huye aunque no se mueva
y duerme aunque el mundo grite.
Como un puñal se clava
o dulcifica una guerra.
Oscurece un día claro
y amanece antes del alba.
Despierta lo que está dormido
y sabe guardar un secreto.
Ríe como brote en primavera
y duele contigo en la tristeza.
Odia cuando hay que odiar
y ama sobre todas las cosas.

No importa donde los estén los ojos,
siempre habrá una mirada puesta:
De complicidad, con guiño mediante;
comprensiva, con la bondad por bandera;
de sumisión, con la espalda encorvada;
altanera, por encima del hombro;
nostálgica, con los ojos nublados;
sincera, con la verdad por delante;
de abandono, mirando al infinito;
amorosa, hilvanando promesas;
de terror, con los ojos clavados.

Mirada de venganza, de ajuste de cuentas;
de sospecha, de aprendida intolerancia;
de reojo, de maldición eterna;
de ternura, con los brazos abiertos;
de amargura, con heridas muy viejas…

Miradas que esperan a que las sepas mirar.

Y miradas que desvelan
la ignorancia del que anda
con la triste idea fija
de que ya todo lo ha visto.
(El pobre se cree muy listo,
sin llevar a su pupila
la razón de lo que mira
y el corazón en volandas).


Carlos Bernal
mayo/junio/sept. de 2019.