Foto: Joaquín García Estudillo |
Entonces, me llevé tu mar;
poco más podía llevarme.
Me quedé para mí su salitre
y ese olor a tarde de invierno.
En mis ojos escondí sus olas.
En mi silencio, sus noches de alerta.
En mi recuerdo, sus días de orilla.
Olvidé el resto de mis cuitas,
aquello que ha quedado pendiente.
Para qué removerte mi historia;
solo es la de un hijo perdido.
Por esa razón, entre otras,
me llevé tu mar conmigo.
Carlos Bernal.
Cuanta emoción reflejas esas letras.
ResponderEliminarYo viví dos etapas fuera de Ceuta añorando siempre volver.
Precioso poema.
Muchas gracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado. Vuelve cuando quieras...
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