El cansancio se sienta conmigo
a apagar la luz de la tarde.
El hastío que le acompaña
agranda aún más la negrura
de la nube que todo lo cubre,
y el sopor se incrusta en el aire.
Tomo de la fatiga su lado más amable,
su huida de todo. Asumo su desdén.
Me remuevo en su asiento,
me complazco en su horizonte.
Mientras sueño despierto con que sanen los días,
voy recogiendo en pedazos este año perdido.
Hace un año cumplí años,
ahora he vuelto a cumplirlos.
Mientras vivo el cansancio que todo lo inunda,
hay cortesanos babeando hermosas alfombras,
desmerecidos monarcas epatando su linaje,
políticos esperando en las puertas giratorias,
contenedores ardiendo rabia callejera,
salvajes descerebrados infectando la Tierra,
y poderosos nadando en dinero de sangre.
Todo era más fácil
cuando mi brújula señalaba
al Sur del Sur aquél Marruecos.
Mañanas de largas playas,
tardes de verdes ríos
y té con yerbabuena.
Mientras el Norte dibujaba
Gibraltar entre la bruma.
Carlos Bernal
8 marzo 2021.
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