(Adaptación a poema del texto homónimo de Fernando Aramburu)
¿Y si lo único que vive es el tiempo,
el infeliz, el hastiado tiempo que necesita,
para entender su soledad,
de criaturas breves que lo conciban?
El tiempo que sueña con ser medido.
El tiempo que sostiene lo que hay,
lo que arde en su vasta oquedad.
El tiempo late angustiado
en el reloj y un segundo después,
se va a saltar por las estrellas.
El tiempo subsiste en mí y en ti
y en la araña y en la hiedra
a la manera de un parásito
que destruye lo que habita.
El líquido que llena mi cesto de jornadas,
escurriéndose sin cesar por las ranuras,
va dejando un reguero de gotas
vividas a lo largo del camino.
Hoy siento lástima del tiempo.
Hoy acaricio con mano compasiva
el lomo de esa niebla itinerante.
Y el tiempo me lame las lágrimas
con sus días y sus noches.
Pasa por mi lado
agitando su cola de momentos.
El generoso tiempo deposita
una guirnalda de horas a mis pies.
El tiempo a quien todos inculpan,
a quien todos difaman y abandonan.
El tiempo que ni fluyendo
puede escapar de sí mismo.
Me da pena que un día se muera
el tiempo sin nadie que lo llore,
sin que haya una mano amiga
que le cierre los párpados, a él,
pobrecito, al único acaso
que tuvo vida entre nosotros.
Fernando Aramburu. (del libro Autorretrato sin mí)
Adaptado por Carlos Bernal
Enero de 2020.
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