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viernes, 6 de marzo de 2020

Mar, siempre el mar...




El paseo apenas se fija,
-las voces van a otra cosa-

pero la piedra se desgasta
y el negro hierro se oxida.

La vida transcurre;
el mar no tiene prisa.
Con su cincel de tiempo,

con su brisa de Universo,
día a día nos modela.

Unas veces dulcemente,
otras veces con más furia.
Pero sin pausa, al final,
su tenacidad nos vence.

Porque el mar no le perdona
su impostura a la escollera
ni a la reja su osadía.

Y si hay que posicionarse
-cuestión hoy ineludible-,

declaro para que se sepa:

Que entre piedra de espigón,
hierro de barandilla
o mar que todo lo cubre,
prefiero las olas que envuelven
al viejo metal oxidado
y a la roca ya deshecha.

¡Cuánto habría que aprender
de su inmensa paciencia!

Vuelvo a por el mar a la playa,
a estirar mis anhelos al sol


y a orillar irresponsables.

Carlos Bernal
6 marzo 2020.

2 comentarios:

  1. Francisco Jose Delgado Benedict7 de marzo de 2020, 4:07

    Precioso Carlos, como Marinero en Tierra

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    Respuestas
    1. Gracias, Francisco, me alegro de que te haya gustado. Un fuerte abrazo.

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