que no sea la que a mis ojos se presenta
y me ofrece cada día su belleza
desde un mar de silencios azulados
No me interesa la que otrora me informara
del contenido de orografías inhumanas;
del tsunami de la política ramplona,
del progreso de sus plantas trepadoras,
o cómo extienden sus tallos rastreros.
Ni del curso y los meandros de sus ríos,
o los rápidos saltando los escaños,
ni la selva de las tardes del Congreso
con sus aullidos de mono babuino.
Carlos Bernal
1 marzo 2020
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