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sábado, 25 de enero de 2020

El mar de la infancia



Hay un tiempo tan lejano

que ni siquiera tiene nombre;

solo una cruz en el mapa

de la geografía del olvido.

Un tesoro azul perdido

en la memoria de un niño

que navega a la deriva.

Guarda momentos tan felices

que no tienen un después.

Son acordes afinados

de una guitarra que vibra

con sonrisa infantil.

Disfruta sus días de gloria.

Piensa mañana al día siguiente.

Desayuna con los versos

que le sobraron de anoche.

Iza la luz con el Sol

y la duerme con la Luna.

La noche es su religión;

la vida, su fortuna.

Tiene mañanas tan largas

como las tardes que destila

bajo un sol esmeralda.

Como las horas perdidas,

como las olas ganadas,

como la luz a su espalda.

En aquel mar de la infancia

tengo guardado ese tiempo.

Está amarrado a la nostalgia 

de un viejo noray del puerto.

 

Carlos Bernal
Enero 2020.

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