Hay un agosto
de noches de asfalto
y de camas vacías;
de sudor de cuello alto
y de almohadas calientes;
de terrazas de guardia
que se han quedado sin hielo;
de maldito aire estropeado
y de ventilador asfixiante;
de amanecer de alivio
que dura tan poco;
de mañanas hirviendo
un tórrido mediodía,
y tardes cociendo
una noche a fuego lento;
de paseos nocturnos
con el viento de cara
mientras bajo la cuesta
y te busco en la playa…
Pero hay otro agosto
con cuernos de hambre,
con miles de muertes
sin agua bendita;
con zonas de riesgo
sin primas de riesgo;
con ojos de niño
y miradas sin vida.
Son cristales pulidos
donde puedes mirarte
el pecado más cruel
que ha inventado el humano:
dejar, simplemente,
que se muera la gente.
Un agosto de gritos
me pide socorro;
otro estorbo en un mundo
que se ha vuelto tan loco.
Carlos Bernal
No hay comentarios:
Publicar un comentario