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viernes, 21 de junio de 2019

Andando el paseo de los viernes

Al Paseo de los Viernes
las olas llegan mansamente
resbalándose en la espuma,
jugando con la orilla.
Juegan -como nosotros-
a llegar y a marcharse.

Los perros -menos mansamente-
van paseando a sus amas
que los aman con palitos de ternura
que les lanzan, -boomerangs
caninos y cansinos-.


Voy mirando por las calles…
Hay cola en la oficina del paro;
hay cola en la tienda de móviles;
cola para pedir trabajo
y cola para coger aviones.
 

             (Los pobres, ahora más pobres,
              tendrán que recordar cómo ser pobres)

             (Los ricos, cada vez más ricos,
              deberán aprender a ser ricos).
 


Los contenedores de basura 
de las grandes superficies,
cada noche se convierten 

en almacenes de alimentos.

La Dignidad va gritando por las calles.
El Titanic de la clase media
se hunde en la sordidez
de los comedores sociales.

             (Los días de vino y rosas
              acabaron avinagrando el uno
              y marchitando las otras).

 

Los pobres piden ayuda;
los bancos piden ayuda,
los países piden ayuda;
hasta los libros de autoayuda
escriben pidiendo ayuda.
             

              (El que llevo en la mano leyendo,
              se sube el cuello de las solapas
              -como encogiéndose de hombros-
              y me deja sin palabras al cerrarse.
              En el colmo de la impotencia,
              parece que ya ni los libros
              son capaces de explicarse).



Carlos Bernal

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