Escribir por escribir es una tarea ingente,
absurda, cansina, deprimente hasta el extremo.
Es entrar en la rutina de sabor obligatorio;
sin espíritu, vacío, sin una razón aparente.
Un transcurrir diario en zapatillas a la mesa,
hasta el cuaderno que muestra las tachaduras,
los borrones cotidianos. Es el momento en que piensas
para qué estoy escribiendo. Y lo dejas. Abandonas.
Pero el alba regresa
a pincharte las entrañas
con las dolidas preguntas
que quedaron sin respuesta…
Y te sientas a la mesa
sin saber por qué te sientas;
a escribir por escribir,
a descubrir entre la bruma
un no sé qué a tientas.
Y de nuevo la cabeza
es feliz porque cabila.
Al final, noble rutina
que me merece la pena.
Carlos Bernal.
Los Barrios, 20 Dic. 2024
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