Le hablo a la crispación en segunda persona,
tan conocida me resulta…
Si anduvieras
con la comodidad de unos zapatos viejos.
Si disfrutaras la suavidad de las buenas formas,
incluso con tu aire latino, sin frialdad victoriana.
Si te dejaras llevar,
como los remos de una patera
con la Bahía Sur en calma.
Si regresaras de los andenes
por los que andas perdido.
Si te apearas de ese autobús de incierto destino.
Si volvieras de los cerros de Úbeda.
Si no te echaras más al monte.
Si te bajaras de las ramas
por las que te has ido.
Si en vez de cerrar los puños
abrieras un poco la mente.
Si en vez de vociferar
escucharas algún argumento.
Si dejaras hablar un momento…
Tal vez aprendieras:
Que la razón también se comparte
porque nadie la tiene entera.
Que se entiende mucho mejor
una palabra serena.
Que la verdad no entiende de gritos.
Que entre tú y yo podría
nacer un hermoso nosotros.
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