Queriendo saber lo lejos
que estaba la tormenta,
contaba el tiempo que iba
entre el relámpago y el trueno.
¿Cuántos minutos faltaban
para que el cielo se abriera?
Esperando aquel anuncio
de la lluvia entre mis manos…
Imbuido por la bronca
y negritud de las nubes…
Ansiando su solvencia…
Sospechando que el estrépito
iba a quedarse en bien poco;
adivinando que el cielo
hacía también campaña,
queriendo que lo votara
en las próximas elecciones…
Intuyendo su insolvencia,
acabé siendo consciente
de que fue más el anuncio
que la realidad suscrita.
Como si ya no importara
aquella lluvia prometida,
lo que ocurre tantas veces.
Como siempre, esta mañana,
o como casi siempre sucede,
fue más el ruido que las nueces.
Carlos Bernal (De Versos de almanaque)
18 mayo 2023.
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