Otra vez -como en aquel mal febrero-
la tarde se puso boca abajo
y empezó a contarme sus gotas…
Vuelvo a ver la tarde invertida
cayendo gota a gota
como un rocío insobornable
que traspasa.
Pero esta vez soy yo quien se empapa;
quien asume, inconsciente,
toda su magia.
Con una lentitud desesperante,
como cayendo todavía más hondo,
va cumpliendo su destino inyectable.
No comprende del enfermo la premura,
su ansia de que todo se acelere.
Y cae imperturbable,
cada dos o tres segundos,
o se para y me impacienta.
Sus gotas me parecen una burla,
la sorna de un tiempo que no decido;
una broma plomiza en mi cuerpo.
Se mezclan varios sentimientos:
La vulnerabilidad, la dependencia…
Necesitar ayuda para todo
me lleva a un territorio extraño,
como de antiguo desconsuelo.
La desnudez ante lo inevitable.
Vivir en un lugar tan ajeno,
donde nada se sujeta a tu control…
Descubrir la mentira de tu fuerza.
Desear que todo transcurra.
Luego el ánimo poco a poco mejora,
la ventana ya me entretiene.
Empieza a filtrar algunos versos
a través de sus dobles cristales.
El sol me da los buenos días y
el mar dibuja la mañana.
Todo va lentamente reviviendo.
Carlos Bernal
Marbella, Hospital Quirón, 18 de enero 2023.
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martes, 24 de enero de 2023
GOTERO
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