A los buenos días del ascensor,
a la sonrisa de la cajera,
el pase usted en la panadería,
y el ceda el paso del conductor,
anoto como gasto corriente.
Luego están los gastos variables,
dependiendo del viento que sople.
Gastarán a poniente o a levante;
incluso gastarán por el norte.
Y también hay gastos inesperados;
esos que llaman a la puerta
con los nudillos desgastados,
la mala cara de la enfermedad
o la culpa de la deuda contraída.
Por no hablar de los gastos inútiles,
que todo el mundo atribuye al pasado…
Igual de absurda es la contabilidad
que se anota de enero a diciembre.
Sí aprecio el Sol, como contable,
que con medida parsimonia
va contando las rendijas
que oscurece por Poniente.
Carlos Bernal
1 de octubre 2022
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Ceuta, paraíso del Norte de África |
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