Pronto vendrán otros días.
Traerán a la puerta certidumbres:
besos con gorros de lana
y ojos de fiesta;
mucho para contar
y poco que lamentarse;
sueños sin patentar
y caras con futuro.
En el felpudo dejarán
dolores que maldecir,
pisadas de otros tiempos.
Con el timbre sonarán
las risas inolvidables,
momentos que descorchar.
Las botellas ayudarán
a olvidar los malos tragos,
los sinsabores.
En la cocina dejarán
pucheros donde colmarse,
amores que calentar.
En el salón,
estrofas para cantarse,
guitarras donde templar
corazones y gargantas.
Y vendrán para marcharse,
con abrazos, con caricias,
con los colores de vuelta.
Tan perfectos y cuadrados
como un sudoku;
tan intensos y tan cortos
como un haiku.
Y serán los días que han sido:
Un abrigo fugaz para pasar
el invierno.
Carlos Bernal
16 Nov. 2019
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