Cádiz te canta sentada
en mitad de la casapuerta;
mientras se ríe, te alerta,
de un temporal de levante.
Sevilla pisa arenales
y se pierde vestida de río;
o se duerme meciendo saetas,
oliendo a azahar y a claveles.
Córdoba ensaya sus flores
entre patios luminosos;
o te deja sin aliento
en madrugadas de embrujo
Jaén destripa terrones
contra raíces de olivo;
y del olvido renace
con un castillo en el aire.
Málaga amanece naranja.
Mar de mañana chispeante,
con la tarde se enrojece
hacia amores más violetas.
GRANADA deja La Alhambra
repleta de brillos antiguos,
y sube despacio a buscarse
entre la luz y las nieves.
ALMERÍA es una boya
arrancada al Mediterráneo,
que suele beberse su orilla
mientras le peina las olas.
(Mientras tanto,
CEUTA y MELILLA,
al otro lado del mar,
respiran amor de hijastro).
Carlos Bernal.
Marbella, 16 de febrero